Todas las vidas que nunca viví.
Desde pequeña me he reconocido como una persona indecisa, simplemente no puedo evitarlo. Esta indecisión me ha acompañado todos estos años. Sinceramente, no tenía planeado estudiar una carrera universitaria; no sabía bien qué me gustaba y, siendo una persona tan indecisa, ¿Cómo podría elegir solo una opción? Pero llegó el momento de hacerlo.
Me las pensé todas: no estudiar y trabajar un año, tal vez ahorrar lo suficiente para meterme a un curso de moda y emprender; estudiar Medicina para ser psiquiatra; Turismo, para vivir viajando; o Ingeniería Química, porque tiene muchas salidas. Tal vez me haría influencer y viviría de las redes. Si tanta gente lo hace, ¿por qué yo no?
Al final del 2023 hice dos exámenes de admisión: para la UNAH y la UNAG, y terminé estudiando Banca y Finanzas en la primera que mencioné.
Lo idealicé todo. Pensé en detalle cómo iba a ser mi vida en Tegucigalpa, y terminé decepcionada. Vivía con cuatro primas más en una casa, iba a la universidad por la mañana y tenía las tardes libres. Nunca me sentí más sofocada en un lugar; sentía que no cabía, que no podía moverme, que no podía crecer ahí. Solo estuve un período y me salí.
Pensé en volver a hacer el examen en la UNAG, pero esta vez para Veterinaria. Mis papás apoyaron mi idea y me puse a pensar seriamente qué quería hacer con mi vida. Sinceramente, no tenía la menor idea. De todas las opciones que tenía, ninguna me parecía suficientemente buena. Me pasaba los días comparando mis opciones: si quedarme en la UNAH o irme para la UNAG, si trabajar o estudiar.
Hice varias entrevistas para trabajar en un call center, pero cuando me volvían a llamar para otra entrevista, nunca contestaba. Estaba perdida, no sabía qué hacer con mi vida.
Oré mucho pidiendo señales. Fue entonces cuando empecé a ver animales golpeados o sin hogar en las calles, en el parque, en la iglesia, y siempre que los veía me preguntaba si debería estudiar Veterinaria.
Pasaron los meses, y sinceramente no esperaba pasar el examen. Supuestamente los cupos eran pocos y solo los mejores pasaban. Pero al final pasé, y terminé decidiéndome por esa carrera.
Estando aquí siento que no pude haber elegido una mejor opción, que este es mi camino y esta es mi carrera. Sé que no todos los días van a ser buenos, pero trato de abrazar un poco más los que sí lo son. Acá siento que respiro, que todo se acomodó como debía hacerlo, y no pudo ir mejor.
Antes solía pensar en todas las vidas que nunca voy a poder vivir, en todas esas posibilidades que hay; en que cada decisión que tome me llevará a un lugar diferente. Supongo que solo queda despedirme de todas esas versiones mías que nunca van a existir, y abrazar a la versión que soy ahora.
Ser indecisa fue algo que me marcó en 2024. No saber qué quería hacer con mi futuro, hacia dónde quería ir. Pero todo obró para bien. Al final, las cosas que son para uno, tarde o temprano llegan.
Mucho gusto, Valeria.
ResponderBorrarNo siempre tomaremos las decisiones correctas a la primera oportunidad. Me alegra que después de tanto analizarlo esté en el lugar donde quiere estar y lo más importante, el lugar donde se siente tranquila y feliz. Un abrazo.